viernes, 8 de enero de 2010

#9: This boy

Al día siguiente no fue mejor. Pero la tarde llegó y como le había prometido a Joe, fui a verle en el parque con mis patines en un bolso.
-Pensé que no ibas a venir-me confesó.
-¿y Kevin?-pregunté al notar que él no estaba.
-Lo vamos a ver para cenar, no te preocupes-rió-¿vamos?-me dijo y caminamos por el parque hacia el lago, que ahora estaría congelado. Llegamos y patinamos muy juntos, con mucho cuidado por el lago que yacía congelado bajo nuestros patines. Era lindo pasar el tiempo con Joseph, pero no era lo mismo, con Nick era como viajar a otro lugar donde nada nos podía hacer daño y todo era mucho mejor. Era muy diferente, porque Nick me hacía sentir segura de lo que sentía a pesar de no saber que era exactamente… Pero aún así sabía que era lo que tenía que ser, en cambio con Joseph era diferente, no tenía idea que era lo que pasaba, pero sabía que no terminaría bien, por el simple hecho de lo que sentía con Nicholas.
Empezamos a hacer carreras sobre el hielo, entre la gente que nos miraba chueco y a pesar de eso era perfecto. Todo empezó a ser cada vez mejor, iba a la delantera y llegué hasta el otro lado del lago, y él detrás de mí llegó para sostenerme de la cintura.
-Perdiste-le dije riendo
-No creo-me dijo él dando me la vuelta en el hielo, dejándonos muy, muy cerca. Me distraje unos segundos contemplando los diferentes colores que formaban el color de sus ojos, y como delicadamente se iban acercando lentamente a mí.
-No te enamores de mí, por favor-le pedí casi sobre sus labios, pasando mi mano por su pecho alejándolo de mí.
-¿No?-me dijo mientras yo veía sobre su hombro un par de chicas del orfanato caminando hacía el lago.
-Me tengo que ir-le dije, corriendo hacia un arbusto y él no dudó en seguirme.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?-susurraba.
-Son las niñas del orfanato, me tengo que ir, no nos pueden ver juntos… Les dirán a todas… aii…-hablaba para mí misma.
-¿Pero acaso no pueden guardar un secreto?
-¿Secretos ellas?-bufé-Nope.
-¿eh? ¿No son tus amigas o algo así?
-No tengo amigas, no sé que es tener una amiga, o un amigo… no sé, todos me ignoran allá-Lo dije para que sonara triste. La verdad no me importaba.
-¿Y las…?-sabía que iba a decir así que me le adelanté.
-¿las monjas? Ellas no pueden tener amigos, o sea, ellas me quieren mucho y me cuidan pero son más como tías para mí. No amigas.
-¿Yo soy tú… amigo?
-¿Lo sos?-le pregunté mirándole a los ojos-¿Lo sos?-no respondía porque sabíamos que eso no era lo que buscaba en mí. Yo seguí con mi labor de desamarrarme los patines y ponerme los zapatos-Chao, Joseph-me despedí levantándome una vez con los zapatos puestos, y me aleje con cautela de ese arbusto de donde él seguía oculto.
-¿Annie?-me detuvo en la distancia-¿Por qué no me puedo enamorar de vos?-me pregunto casi en un susurro que trajo el viento a mis oídos.
-Por que no sabes a lo que te estuvieses involucrando. No es algo normal. No es algo bueno-le dije la verdad sin ni siquiera tener que decirle sobre mi enfermedad.
-No podes hacer nada contra lo que siento ¿o sí?-No respondí, porque no podía hacer nada, era verdad, pero tampoco tenía más opción. Después de esa conversación solo me quedaba una cosa por hacer. Tenía que evitar a toda costa a Joe. Corrí hasta perder el sonido de su voz. Llegué a la esquina límite deseosa de llegar al orfanato. Pero me encontré con Kevin.
-¡Hey!-me saludó.
-Hola…-le dije pero yo no quería quedarme a hablar.
-Estaba de ida a recogerlos para comer algo, ¿Qué pasó?-me preguntó.
-Nada, solo que… es mejor que no nos veamos-le expliqué.
-¿Por qué? ¿Qué te hizo?
-Nada, nada, solo que… son las reglas.
-¡Oh!, ya entendí. Es por la monja que te retó el otro día… ¿No?
-Ajá-asentí.
-Nuestros padres también creen que es mejor que no nos veamos, ni vos con Joe ni vos con Nick…. Ni vos con… yo. Pero no saben… ahora que lo pienso, nunca les habíamos mentido a nuestros padres… hasta ahora.
-¿entonces por que vienen a verme?-le pregunté confundida-¿por qué es diferente conmigo?
-No lo sé, Annie. Es diferente, tal vez por el hecho de que estas prohibida le despertas el interés a Joseph o el hecho de tener una gran aventura a Nicholas-me sorprendí al saber que él sabía lo mío con Nick, bueno, sea lo que sea que tuviéramos en ese entonces con Nick.
-¿a Nick?-le pregunté.
-Sip… aunque se lo niegue todos sabemos eso, perdón si no lo sabías-se rió enrojecido.
-¿Pero él no está saliendo con alguien?
-Supuestamente, sale casi todas las noches, y vuelve a casi la misma hora… es bastante extraño pero él no dice nada.
-Oh-me di cuenta que no sabía de lo nuestro.
-Lo que sí dijo es que, creo se llama… ¿Lizzie? Te suena…-me preguntó.
-no-dije irritada al escuchar ese nombre-¿por qué lo haría?-le dije haciéndome a la loca sin darme cuenta todavía.
-Por ahí la conoces, y vive cerca de por aquí… ¿no?-preguntó y negué con la cabeza.
-Mejor me voy antes de que me empiecen a buscar.
-Yo también. Chao-me dijo dejando conmigo una mirada diferente a la que sus hermanos me daban, era más de un amigo, no sé. Era diferente. Caminaba hacia el orfanato, y pensaba en las palabras de Kevin y las fui relacionando poco a poco con las cosas que me decía Nicholas. Fueron alrededor de cinco minutos los que tarde en darme cuenta de que Lizzie, Lizzie, era yo. Yo era Lizzie, y todo lo que dijo la noche anterior y todo lo que me decía, era para mí. Y Lizzie no existía, Lizzie era una mentira, Lizzie era yo. Estaba tan feliz de haberlo descubierto y todo lo que sentía en ese momento era como él lo había descrito, caída libre.
Lo esperé tanto como pude, lo espere sentada en la ventana por primera vez. Y nunca llegó. ¿Sería así como se sintió la vez que yo no pude estar? Empecé a dudar todo lo que hace unos segundos había sido tan claro, y dé repente empecé a arrepentirme de lo que le había dicho a Joseph. Tal vez en ese momento mis pensamientos no me sonaran conformistas, pero lo estaba siendo y sin querer no podía dejar de pensar en Nicholas, y después estaba Joseph, pero Nick tenía ese alguito… estaba tremendamente confundida, nunca me había sentido así. Me quede pensando hasta quedarme completamente dormida con mi guitarra a lado. Escribía una canción sobre todo lo que sentía en esos momentos, muchísimo más de lo que jamás hubiera deseado sentir días, horas, segundos… antes de morir.

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