viernes, 22 de enero de 2010

#13: When friendship goes far from there

En la tarde estuve en el patio recostada sobre la nieve mirando las espesas nubes pasar, Nick se recostó junto a mí. Era la mitad del día y a él parecía no importarle.

-¿Qué haces?-le susurre con un tono que parecía que estaba enojada, pero aún así con una enorme sonrisa.

-Te acompaño-sonrió muy cerca de mí, alcanzando mi mano con un par de dedos.

-Si alguien nos ve…-le dije preocupada y me paré rápido.

-No va a pasar nada-se paro conmigo y me agarró de la mano, llevándome detrás de una pared muy, muy alta de fría y un poco húmeda roca liza-Ahora sí-me susurro al tiempo que me acorralaba contra la fría pared para besarme en una explosión de sentimientos que no llegaba a comprender, solo sabía que me gustaba muchísimo sentirme así y no quería que eso se esfumara, tanta perfección en un beso era ridículo, pero ahí lo tenía a Nicholas parado enfrente mío sin temores ni preocupaciones. Le rodeaba el cuello con mis brazos, y tenía ganas de que nunca se detuviera. Él tenía los suyos sobre mi cintura haciendo que mi cuerpo no se despegara de la pared. Tuvimos que parar para no morir ahogados, él me miraba tan intensamente que era imposible retirar mi mirada de la suya, solo quería quedarme ahí por siempre. Sus manos seguían rodeando mi cintura pero mis brazos bajaron de su cuello, dejando mis manos sobre su pecho.

Estaba tan segura de que nadie nos había visto hasta que escuche chismeando a una de las niñas del orfanato, Angie. La misma que había intentado dejarme en ridículo cuando íbamos a la iglesia el día anterior. Tenía trazado todo un plan para que me descubriesen con Nicholas en mi habitación. Así que cada noche, ella intentó algo nuevo, pero había ignorado el hecho de que de mi cuarto se podían escuchar los pasos desde cuando alguien subía las escaleras las cuales estaban lo suficientemente lejos como para que Nick saliera por la ventana, yo la cerrara, me echara y pretendiera estar dormida. Me encantaba escuchar la frustración en su voz cada que no nos encontraban. Las siguientes mañanas, fue Kevin quien me enseño a conducir. Tenía razón sobre que Joe no se iba a levantar, pero fue divertido pasar el rato con Kevin, era como tener un mejor amigo, algo que nunca tuve, y ahora me sonreía cada que lograba encender el motor. Sabía que él nunca vería lo que Nick o Joe veían en mí, algo que ni yo lo entendía. Cuando ya casi dominaba esto de manejar y con eso el hecho de borrar mi mayor miedo, Joe fue a visitarme para disculparse de que no me había ayudado en nada, lo que en realidad era mentira, porque sin él no hubiera podido entrar al auto siquiera. Para compensarme me ofreció salir a caminar un poco, el sol se estaba empezando a esconderse y tenía todavía un poco de tiempo luz para salir antes de la cena. Acepte con una enorme sonrisa, porque según yo, lo nuestro estaba suficientemente claro como para dudar de las intenciones de Joseph. Estaba equivocada, por supuesto.

-Annie-decía una y otra vez, pero no para que yo respondiese, lo decía más como si lo estuviese cantando o algo parecido yo solo sonreía mientras mantenía mis manos en mis bolsillos-Annie, es muy linda-aumentó y ahora me carcajeé muchísimo.

-Sí, claro. Cómos sí vos realmente creyeras eso.

-¿Qué?-se sorprendió falsamente con una sonrisita-¿Dudas de mí?-me dijo mirándome a los ojos, mientras yo trataba de evitar mirarle por mucho tiempo.

-Dudo, por que se que no es cierto.

-Lo es para mí.

-Oh, shut up!-le dije sonriendo y seguí caminando, pero él no me siguió-¿Qué?-le dije parándome a unos dos metros delante de él.

-Realmente me gustas mucho, Annie-me dijo en un susurro que no era completamente para que lo escuchara.

-shut up-le dije casi ordenándole.

-¡No!-gritó y camino dónde yo estaba-No, Annie. Me gustas mucho… es más-dijo y yo no quería escuchar el resto, cerré los ojos con fuerza tratando de no escucharle, mientras me agarraba las manos-Creo que te amo-sonaba tan convincente, le solté las manos y negué con mi cabeza.

-No Joe, se supone que somos solo amigos… digo yo también te quiero pero…-me calló.

-No Annie, yo te amo-me aclaró de nuevo y se acercó muchísimo más a mí.

-No hagas esto, Joseph, No…-negué con la cabeza-¡es estúpido!-grité alzando las manos-Se supone que somos solo amigos, ¿te acordás?-le dije mirando a sus grandes ojos marrones con un toque de miel queriendo ser verdes-Te dije que no te enamoraras de mi-le dije ya más calmada.

-Perdón-dijo mirando al piso de nuevo, yo miré a un lado hacia la puesta de sol con la misma expresión, parpadeé un poco a causa del sol que golpeaba nuestros rostros en ese momento. Me volví hacia él y solo me miro.

-No hagas nada estúpido-le dije leyendo sus ojos, que deseaban que le dejara besarme. Él negó con la cabeza y se dio vuelta. Camino al lado contrario de donde estaba sin mirar atrás. Me sentía un poco mal, pero él tenía que saberlo. Una gran parte de mí quería seguirle y dejarle besarme, eso sería mucho más doloroso, y lo sabía. Pero solo me di vuelta e hice mi camino de vuelta a casa. Me sentí tan mal toda esa tarde que no me emocionaba ver a Nicholas esa noche. Me senté de espaldas contra la ventana, él llegó y yo no levanté la cabeza hasta que él estuvo completamente adentro y la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Me paré y me puse junto a él. Su mano encontró la mía para cuando prendieron la luz. Eran varias personas, entre ellas la Madre Superiora, Angie, Joseph y Kevin acompañados por un hombre más o menos de su tamaño. Joseph miraba a otro lado, y Kevin tenía el rostro decepcionado.

-Dad…-se le escapo en un suspiro a Nicholas y yo le mire con las cejas fruncidas y nuestros dedos entrelazados. El silencio que se había formado era un tanto incomodo pero nadie sabía muy bien que decir, nosotros nos agarramos muy fuerte de las manos, o por lo menos yo, mi respiración acelerada me indicaba que algo malo iba a pasar.

-Viste papá, te dije que iba a estar aquí-dijo Joseph en un tono un tanto melancólico.

-Sí, yo les dije lo mismo, solo que nadie me creyó-se quejo la niña parada junto a la Madre Superiora que no creía lo que tenía en frente.

-Yo lo puedo explicar…-intento Kevin-Él solo está aquí…-el padre de ellos lo detuvo.

-No, deja que Nicholas se explique por si solo-nos miró fijamente y hubo un pequeño silencio que trate de remediar.

-Yo le pedí que viniera, él está aquí porque yo se lo pedí-les dije y Nick bajo la cabeza avergonzado, pero aún sin soltar mi mano.

-¿Esto es cierto?-preguntó la madre superiora y yo asentí.

-I love him-confesé en voz baja y él me miro al tiempo que agachaba mi cabeza y le soltaba mi mano, evitando ver a Joseph desmoronarse.

-Eso es muy tierno… pero Nicholas no tiene tiempo para esto. Nicholas tiene ya una novia a la que…

-Ya no es mi novia papá, termine con Joy hace mucho.

-Ella vino esta mañana y dijo lo contrario-afirmó confuso su padre Nick solo negó la cabeza-Sea cual sea la verdad, se te fue prohibido venir, así que, vamos-No quería que se fueran, porque después de eso no volvería a verlo jamás. Nick me miró una última vez y salió del cuarto. Tan pronto ellos empezaron a bajar las escaleras junto a la Madre Superiora, yo me partí en llanto a los ojos de Angie quien solo me miraba, confusa porque nunca entendería lo que era lo que me ponía tan triste. Cuando ellos se fueron, escuche correr a zancadas hacía arriba a la MS, temía tanto lo que me fuera a hacer, a pesar de que ellas estaban en contra de la violencia. Le había mentido.

-¿Algo para decir en tu defensa?-preguntó en voz obscura y negué muy apenada con la cabeza.

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