viernes, 8 de enero de 2010

#10: Till you see me cry

La mañana se ilumino en mi ventana, sin rastro alguno de que Nick hubiera venido en ningún momento. Una de las monjas entró a mi cuarto, como de costumbre, pero esta vez no me sentía bien, estaba un poco mareada los ojos de la monja se abrieron como si hubieran visto algo horrible, yo me paralicé y traté de pararme pero la gravedad me venció para abajo y caí cual costal de papas sobre el alfombrado. Abrí de nuevo los ojos y veía un poco borroso, la monja corría de aquí para allá con un rosario en la mano, poco a poco perdía la conciencia y lo último que alcance a hacer fue a ver lo que tenía sobre el labio y bajo la barbilla, me desangraba, gran sorpresa. Después de eso todo se volvió oscuro y desperté en una pequeña y desabrida habitación de hospital entubada por completo, y detrás de la puerta se escuchaban los susurros de la Madre Superiora hablando con la doctora. Le preguntaba cuanto más viviría, pero la respuesta no era algo que quería escuchar. Trataba de dormirme de nuevo, pero la luz matutina me mantenía los ojos despiertos. Era una mañana bastante brillante para un día de invierno en Nueva York, me quedé mirando a un lindo pajarito que revoloteaba afuera de la ventana, era mejor escucharle cantar a aquel que escuchar la respuesta de la doctora. Pasaron unos minutos y se dieron cuenta que estaba despierta, la doctora me miró con ojos brillantes y yo sonreí.
-La verdad doctora-le pedí-No tema de decirme la verdad-mi débil voz era demasiado suave para mis aturdidos oídos.
-¿La verdad?-titubeó la doctora pasando sus delgados dedos por su cabello rojizo-¿A que te refieres?
-¿Sobreviviré para navidad?-hubo silencio.
-Annie, querida, no tienes que pensar en eso…-me decía la MS evitado la respuesta.
-No, yo solo quiero la verdad-le dije tranquila y la doctora suspiro pesadamente.
-Sí, tiene razón, Lily…-me parecía tan gracioso que alguien llamara a la MS por su nombre de pila que no podía evitar sonreírle porque sabía cuánto le molestaba esto-…Annie, ¿Qué has estado haciendo que no hacías antes…?-miles de cosas se me pasaron por la cabeza pero ninguna para responder la pregunta-¿Hay alguien que…?-La doctora no pudo ni terminar la pregunta por que la MS la interrumpió indignada.
-Disculpe, Annie tiene bien sabido que está prohibido ese tipo de cosas.
-¿Prohibido?-preguntó la doctora
-Pensé que estaba informada, las niñas, las niñas que tienen la edad de Annie, tienen edad suficiente para empezar…-la doctora la detuvo.
-¿Usted tiene planificado que las chicas de la edad de Annie, crezcan para ser monjas?-la cara de la doctora era una mescla de decepción y horror-¿En que siglo vive?
-Yo tengo todo el poder sobre Annie, y no puede hacer nada al respecto, usted lo sabe, así que por favor sería bastante bueno terminar de una vez por todas esto-la MS estaba enojada.
-¿No tiene opción?-preguntó por mí la doctora.
-No-dijo fríamente la Madre Superiora.
-Bueno entonces, creo que no está haciendo muy buen trabajo-sudé frío por unos segundos, ¿Cómo sabría ella?
-¿A que se refiere?-dijo la Madre Superiora
-Annie, está enamorada…-le dijo muy segura de lo que decía, yo estaba totalmente petrificada ¿cómo ella lo sabía y yo no? En la única persona que pensaba en ese momento era Nicholas y en sus ojos.
-¿Enamorada?-preguntó la MS expulsando la palabra como si fuera una mala.
-No es cierto-le dije negando las palabras de la doctora.
-¿No lo es?-preguntó confundida.
-No-mi voz sonaba quebradiza y me dolía tener que negarlo, todo lo que sentía era tan perfecto-Es mentira-dije y casi sentí escaparse una lágrima que la doctora entendió pero la MS aunque tratase nunca lo haría.
-Sí vos lo decís…-La doctora no quitaba la mirada de mi, y yo evitaba sus ojos que pe inculpaban.
-¿Voy a vivir?-le dije ya enojada.
-en cuanto sigas haciendo lo que haces… yo creo que terminarás el mes-No entendí con claridad pero una cosa estaba clara, tenía que hablar con Nick. Tan pronto nos subimos al autobús que nos llevaba a casa le mandé un mensaje a Joseph, porque solo tenía su número “Joe, ¿hablemos?” fue lo único que le mandé y después de unos segundos me respondió “Nos vemos en el parque” cuando llegamos, le dije a la MS que saldría al parque unos minutos y que volvería pronto, ella no tenía problema, ella confiaba en mí.
Al llegar ahí vi a Joseph sentado en un columpio. Me hacer que a él y me senté en el columpio vacío junto a él.
-¿Qué paso?-me dijo con tono amigable y una lágrima se me escapó.
-¿Te gusto Joseph?-le dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
-Sí-dijo en un pequeño susurro debilitado por mis lágrimas frente a sus ojos.
-¿Por qué?-Esa era la pregunta, pero hubo silencio. No era algo que me esperaba, me levanté del columpio y me puse delante suyo-¿Qué tanto me conoces?-le pregunté-¿Eso es importante?-el estaba completamente sin palabras mirándome a los ojos.
-No es importante, a pesar de que… te conozco lo suficiente.
-No, Joe, no me conoces lo suficiente.
-Yo sé lo de Nick-me shokeó y las lágrimas no salieron.
-¿Eh?-un pequeño escalofríos cruzo mi espalda y Joe se paró para estar a mi altura a pesar que aún así seguía siendo unos centímetros más alto.
-Yo sé que todas las noches… yo sé que…-sonaba enojado, molesto con lo que pasaba-yo sé-su mirada pasó de enojada a decepcionada.
-¿Cómo…?
-No seas tonta, él me cuenta todo…-rió y después tomo el suficiente valor para agarrar mis manos, y sostenerlas con cuidado-pero esto no significa que yo le haya contado lo… que pasó, si pasó algo entre nosotros.
-…Ayer no vino a verme-le dije con toda la confianza del mundo-¿Alguna idea?
-No, salió, pero… no sabía que no era a verte-sonreí aún con sus manos sosteniendo las mías.
-No tenes idea…-susurré.
-¿De qué?
-De lo que soy yo.
-No entiendo.
-Estoy enferma Joseph-él me miró confundido.
-¿Qué?-no entendía nada.
-Tengo Cirrosis, y estoy muriéndome… por dentro-cerré los ojos con fuerza por que nunca se lo había dicho a nadie, todos a mi alrededor ya sabían y vivían con eso.
-Pero… ¿Cómo es posible? Solo tenes dieciséis, nada más… es imposible…-trataba de buscarle una explicación.
-fue todo causa de una negligencia medica. Y solo me quedan… días, horas. No sé-le dije tratando de mantener la calma.
-¡Tiene que haber alguna forma de curarte! ¿La hay?-sonaba desesperado y agarraba mis manos con los ojos preocupados.
-Es tarde-le dije en un suspiro-No importa.
-¿Nicholas sabe esto?-me preguntó preocupado
-No, pero quiero ser yo la que le diga-me abrazó sin que lo esperara.
-No es necesario que…-decidí callarme y abrazarle de vuelta.
-¿Tiene esto algo que ver con que no puedes subir a un auto?-me preguntó soltándome y ahora mirándome a los ojos.
-Sí, en realidad no puedo subirme a un auto porque tuve un accidente cuando era pequeña y de ahí que en el hospital, tal vez me dieron unos cuantos medicamentos de más, mis padres adoptivos murieron y no había nadie que me pagara un hígado nuevo. Así que tuve varias operaciones, ninguna con éxito, finalmente este invierno todos se rindieron. Me dieron una fecha y eso sería todo.
-¿Fecha?
-No exacta, pero ni modo-me empecé a reír muchísimo y Joe no entendía-¡Lo más gracioso es que nunca podré subirme a un auto!-me carcajeaba-Soy muy patética-reía y el solo sonreía.
-¿Qué tal si yo te ayudo en eso?-me preguntó.
-Es imposible.
-Nada es imposible…-sonrió animado-Es más te enseñaré a manejar un auto-sonrió aún más.
-Demasiado.
-No lo creo.
-Tus padres no quieren que nos veamos, las monjas tampoco, ¿Cómo haremos eso?
-¿Lo haremos?-sonrío-¿Queres?-asentí como si no tuviera mas remedio-Temprano en las mañanas… ¿Eh?
-Sos un gran amigo Joe.
-Sí… amigo-la decepción era visible en su voz-Hubiera estado bien nosotros… ya sabes como algo más, ¿no?
-no-reí despacito
-¿Por qué?
-Porque romería tu corazón.
-Tal vez yo rompería el tuyo.
-Nadie rompe mi corazón-me carcajeé y beso mi mejilla.
-I wanna kiss your lips, if you let me.
-I won’t-él solo me miró con cara de estar tramando algo.

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