viernes, 18 de diciembre de 2009

#4: Was it love?

Para reencontrarnos la mañana siguiente habíamos quedado en que yo iba a decir que iba a ir al asilo a ver a mis abuelos, para encontrarnos ahí, y pasar el rato. Pero como lo tenía ya previsto, tan pronto llegué y le vi partir, no fueron más de diez segundos antes de que devolviera toda la comida en el baño. Era demasiada para mi hígado, y lo estaba matando. Pero el dolor que esto me dejaba era bien compensado con la felicidad y todo lo que me había hecho pasar Nicholas esa noche. Así al día siguiente me levanté temprano, recuerdo lo hermosa que fue esa mañana, tan soleada y tan perfecta. Tal vez ni era tan soleada, ni tan perfecta, yo solo la veía así porque sabía lo que me esperaba mas tarde. Me miré al espejo y pude ver lo pálido de mi rostro, tanta palidez hacía que mi piel pareciera de porcelana o algún material parecido, trate pellizcarme un poco las mejillas así se coloraban, pero no funciono como lo esperaba. Mis labios estaban un poco morados y azulados, como si les faltara oxigeno. Trate mordiéndolos así se volvían de algún color normal, tampoco funcionó. Pero mis ojos se veían inusualmente verdes esa mañana, era lo único que no necesitaba algo para hacerlos mas normales, toda la ilusión de sentimientos que no había llegado a sentir antes, estaban en ellos. Justo arriba de unas oscuras ojeras que se marcaban levemente en un color medio morado oscuro, casi como un golpe pero menos oscuro. Amarré mi cabello con una vieja gomita que tenía, dejando caer dos mechones marrones detrás de mis orejas y todo lo demás amarrado, aunque lo había hecho con una cola alta, mi cabello rosaba mis hombros, desordenado y un poco enrulado. Terminé de vestirme y les dije a las madres que estaba de ida a ver a mis abuelos, ellas confiaban que yo no iba a ir a ninguna parte además de ahí, así que no se hacían mucho problema. Salí por la puerta y caminé sobre la nieve helada, pero no me importaba por que iba a ir a ver la sonrisa de Nick de nuevo, iba a ver sus ojos brillantes y sus perfectamente desordenados rulos. Caminé hacía el asilo, donde lo vi parado en la entrada mirando muy concentrado unos pajaritos que revoloteaban en la nieve, pero cuando me vio acercarme sonrió y no tardo en saludarme.
-¿Esperaste mucho?-Le pregunté.
-No mucho, estoy bien ahora-
me dijo sonriente-¿Entramos?-me abrió la puerta y me hizo pasar primero-¿Cuáles son?-preguntó viendo a muchos ansíanos.
-Mmmh-
busqué entre cada uno de ellos-Los de la esquina, ¿Los ves?-le pregunté y asentó con la cabeza-Bueno, pero antes de ir con ellos, tenes que saber que tienen Alzaimer-él me miraba concentrado-y no me recuerdan…-dije con una media sonrisa.
-Oh, bueno-dijo sin saber que decir y emprendimos nuestro camino hacía ellos.
-Extraña enfermedad Alzaimer-
comenté-Ellos pueden recordar cada paso de su vida con lujo de detalles y todo, desde el color de las agujetas que llevaban ese día, hasta si era soleado o no-reí
-Creo que todos podemos recordar eso-me dijo riendo.
-Lo siento, no podes contar conmigo en eso-
reí con él-tengo memoria de pato-reí-solo me acuerdo de los días con nieve-le sonreí.
-Eso es bueno, eso es muy bueno-
me sonrió de vuelta.
-Bueno, ellos pueden recordarlo todo con demasiada claridad, pero no recuerdan ni siquiera de que estaba hablando en la mitad de una historia. Lo que hace un poco graciosa la situación, por que repiten la misma historia una y otra vez, y te les podes adelantar ¡y los confundís!…-
reí-Pero eso está mal-me hice a la seria y llegamos donde mis abuelos.
-Hola-saludó Nick con una sonrisa.
-¡Oh! Hola-sonrío de vuelta mi abuela mirándonos confundida.
-¿Cómo están?-pregunté pero me dirigí a ella ya que mi abuelo yacía en un profundo sueño.
-Bien, bien-sonrió sin saber que decir.
-Annie les vino a cantar una canción-
dijo Nick de la nada y me miró-¿No Annie?
-¿Una canción?
-preguntó mi abuela sentada pero ya emocionada-Yo cantaba mucho cuando era joven, esas canciones que después ya no me las podía sacar de la cabeza, una y otra y otra y otra vez yo cantaba mucho cuando era joven… ¡Uuh! Todas esas canciones…-hablaba y hablaba mi abuela repitiendo lo mismo una y otra vez mientras Nick le miraba con asombro escuchando sus historias, y yo ya aburrida de haber escuchado la misma historia por ochentava vez me quede mirando la perfección que se llevaba Nick a lado mío con los cachetes enrojecidos por el frío.
-Disculpa, ¿Cómo te llamas?-preguntó dulce mi abuela a Nick.
-Nicholas-dijo sonriente.
-Lindo chico, Nicholas, ¿eh?-
me dijo mi abuela con una sonrisa desconcentrándome-Deberías prestar mas atención a lo que te rodea…-me dijo y con Nick nos miramos ambos colorados.
-Yo le haré recordar eso mas tarde-dijo sin quitarme la mirada haciendo que se me escapara una pequeña risita. Nos pasamos toda la mañana hablando con mi abuela, todo se hacía interesante cuando Nick preguntaba cosas que jamás se me ocurrirían a mí preguntar. Después de despedirnos, nos encontrábamos afuera del asilo en silencio, sin hacer nada más que mirarnos fijamente bajo la nieve que caía en plena lentitud.
-¿Te invito a almorzar?-me sonrió, pero yo ya no podía comer nada.
-Te acompaño, pero no…-
pensé en contarle, pero no lo vi necesario-…no tengo hambre-le dije esperando que me creyera.
-¿No?-
enarcó las cejas-¿Estás segura?
-Un poco de sed puedo tener-le dije animándolo.
-Mucho mejor-sonrió y caminamos codo a codo de nuevo hasta el pequeño restaurant de la noche anterior, nos sentamos en una mesa cerca a la que nos habíamos sentado la noche anterior, nos hubiéramos sentado ahí si no que había gente. De nuevo hubo silencio, pero sinceramente no era porque no había de que hablar, porque cualquier cosa se nos podía ocurrir, o por lo menos a mí que tenía muchísimas preguntas para hacerle, pero es que sus ojos eran tan himnotizantes que no podía dejar de mirarlo. Me trajeron un vaso gigante de agua mientras él comía una hamburguesa más grande que su plato lleno de papas fritas, las cuales me robe algunas.
-¿Segura que no queres comer?-
me preguntaba cada que sacaba una papa frita de su plato y yo solo sonreía negando con la cabeza, mientras en el fondo recordaba lo mal que me haría comer eso-Tu abuela es muy genial-rió moviendo su bandeja a un lado cuando había ya terminado su hamburguesa.
-Es divertida, pero creo que en mucho tiempo no me divertía tanto con ella.
-Lo decís por mí, ¿no?-dijo ingenuo.
-No…-dije mintiendo.
-Oh-se decepcionó ingenuamente y yo reí.
-La verdad-
recupere su mirada-si fue por vos-su sonrisa podía iluminar toda la cuadra si se lo proponía-Pero no por las intenciones que vos pensas-le recordé-porque yo soy psicóloga/monja, ¿te acordas?-reímos.
-¿Por qué no quieren que nos veamos?-preguntó sobre las monjas del orfanato.
-Porque es lo que debería ser, es lo lógico.
-¿Qué?-preguntó confundido.
-Vos y yo, no son lo que debería ser ¡¿Digo realmente saldrías con alguien como yo?!-le pregunté ignorando por completo el hecho obvio.
-¿no estamos haciendo eso?-preguntó y negué con la cabeza.
-No te conozco-
le dije-No puedo ser con quien sales-sonreí adolorida-porque no somos compatibles.
-¿En que sentido?
-¿Socialmente?
-Si eso es importante para vos, creo que me equivoque de chica-se sentó en el respaldar de su silla con decepción tomando un poco de coca-cola dietética.
-No es importante para mí-
le expliqué-No estuviera aquí si fuera así-suspiré-son ellas... Pero, Nick ¿Te gustaría ser mi secreto?-su sonrisa me derritió una vez mas en mi asiento.
-Solo si vos, NO sos el mío-me propuso y reí.
-Eso es lo más raro que nunca nadie me pido ser.
-Por eso te gusto tanto…-me sonrió muy seguro de sus palabras.
-¿Así tanto?-
le dije haciéndome a la sorprendida y asqueada.
-Debe serlo… Para que te deje sin palabras, debe ser mucho más de lo que me imagino…-Me reí porque sabía que era cierto.
-repito, ¡soy solo tu psicóloga/monja!-
le dije y nos carcajeamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario