viernes, 18 de diciembre de 2009

#3: Winter cold

Y como predije, pase todo el día imaginando su sonrisa y la forma en la que decía mi nombre. Era bastante extraño sentir tan tibio sentimiento con tanto frío alrededor. Al día siguiente, me senté todo el día en la ventana de mi cuarto, mirando el Central Park con deseos de estar ahí como todas las personas normales hacían. Me pasé toda la tarde esperando a que algo interesante pasara, pero mi vida nunca había sido interesante así que nada pasó. El momento justo antes de que el sol se entrara y cuando yo ya me encontraba con la ventana cerrada, escuche un pequeño chasquido en esta, me acerque a ver que era y como en un perfecto sueño lo encontré a Nicholas en medio de la nieve con una sonrisa. Mi expresión fue más de enojo por que estaba segura de que si lo encontraban aquí de nuevo, la que estaría en más grandes problemas sería yo. Pero él parecía no saber, o no importarle. Subió por un lado de la pared hasta mi ventana.
-¿Qué haces aquí?-le dije con tono enojado mientras la nieve caía sobre nuestros rostros.
-Quería pedirte perdón por haberte metido en problemas-se disculpó.
-Que bien, pero ahora me vas a cagar más-le reclamé.
-¿Cómo es posible que una chica que vivió toda su vida rodeada de Monjas tenga tal vocabulario?-me dijo en tono de broma.
-¿Y vos que sabes de mi vida?-le repuse con el mismo tono-Si fueras tan experto como dices, no estuvieras aquí, y no hubieras siquiera intentado buscarme.
-Se cosas y creo que sé lo suficiente-dijo seguro.
-No lo creo-le dije con una media sonrisa a punto de cerrar la ventana.
-No, esperá, no…-me detuvo con una mano haciendo equilibrio para no caerse-Prometeme que si cierras esta ventana, voy a poder verte otra vez… Y así me cuentas lo que no sé-me propuso y yo negué con la cabeza aunque si quería verlo otro día y todos los días.
-Yo no hago eso, Nicholas-le dije con la mirada fija en sus ojos-no salgo a escondidas con chicos que apenas conozco…-le dije sonrojada.
-¿De que otra forma nos podemos conocer si no es esa?-preguntó y pensé.
-Tiene que ser en la noche, y no podemos hacer mucho ruido al salir.
-¿Cuándo?-preguntó con una enorme sonrisa en su rostro.
-Cualquier día está bien.
-Mañana entonces-sonrió bajando sin esperar mi respuesta, yo solo le sonreí y le vi irse entre la nieve. ¿Estaba esto realmente pasando? Nada me pudo borrar la sonrisa después de eso. Ahora además de su sonrisa, de su cabello, de su media sonrisa y su aterciopelada voz, tenía su aroma gravado en mi cabeza.
Cada segundo que pasaba me parecía largo antes del anochecer, temía a que no se apareciera y que me decepcionara, pero el tiempo corrió y con este el momento en el que le vi parado justo debajo de mi ventana. Bajé por donde él había subido la anterior noche y corrimos unas cuantas calles hasta estar lo suficientemente lejos.

-¿Tenes hambre?-me preguntó.
-Un poquito-le mentí porque en mi estado nunca tenía hambre.
-¿Queres comer algo?-Me sonrío y yo asentí pesada mente con la cabeza.
-Entonces, vamos-Caminamos unas cuadras en silencio sin nada más que unas pequeñas y dulces miradas.
-Entonces, dijiste que sabías de mí… ¿Cómo es que eso pasó?-le pregunté de modo de romper el hielo.
-Te escuchamos tocando y antes de subir una de las monjitas nos hablo de vos.
-¿Qué les dijo?-pregunté con temor.
-Nos conto que tus abuelos viven a unas cuadras de aquí y que perdiste a tus padres hace unos años-No quería contradecirle-Lo siento por eso-me dijo.
-Está bien-me encogí de hombros-Creo que estoy condenada a ser monja-me reí.
-Pero ser monja no es tan malo…-me animó en lo que caminábamos-además siempre puede pasar algo, y todo puede cambiar-Algo iba a pasar, pero no pensábamos en lo mismo.
-Puede que sí, ¿No?-me reí-…Vos y tus hermanos cantan muy bien ¿tocas…?-no me dejo terminar.
-¿La guitarra? Sip, al principio era solo el piano y solo el piano… tenía una pequeña obsesión con eso pero después descubrí la guitarra y wow, es lo máximo-se rió sin quitar la mirada de mí-pero, ¿cómo aprendiste vos a tocar? No escuche esa parte de la historia…
-Una de las monjas me enseño cuando volví.
-¿volviste? ¿A dónde?-yo solo le sonreí sin la confianza para contarle-Me podes contar, no hay problema.
-¡Pero vos ya sabes mucho de mí y yo nada de vos! Ni siquiera se tu apellido… ¿Se puede saber?
-¿No?...-pensó que eso era imposible, pero la verdad yo me estaba haciendo a la tonta-¿Jonas?-dijo temeroso.
-Ah, bueno, vamos uno a tres.
-¿Tres?-rió-¿Por qué tres?-No le respondí y deje que pensara. Llegamos a un pequeño restaurant unas cuadras de nieve más allá, llegamos y nos sentamos a un rinconcito del pequeño y vacio lugar.
-Entonces, Nicholas Jonas, ¿Qué mas puedo saber de vos? Además de que tocas piano Y guitarra, que tenes una muy linda novia y que tenes una sonrisa más allá de lo adorable-le dije seria tratando de sonar divertida.
-¿Viste que sabes toda mi vida? No tengo nada más que decir-Cruzó los brazos y pegó sus labios uno con el otro al tiempo que se apoyaba en el respaldar de aquella silla de restaurant.
-¡Ah!-me quejé con una risita entre medio-¿Vamos a estar así? Bueno, yo tampoco voy a hablar nada más-pegué mis labios como él y hubo silencio. Nuestras miradas eran suficientes para hablar sin palabras, mientras comíamos. Después de cenar, seguíamos en silencio mientras nos hacíamos cosas para hacer reír uno al otro, era muy tonto y divertido porque ninguno se resignaba a hablar. Una muy curiosa canción empezó y el rostro de Nicholas se sorprendía de gusto, supongo que por la canción, y empezó a hacer una imitación barata de Elvis Costello con la mostaza, era inevitable no reírse de eso. (La cancion es: Alison-Elvis Costello)
-‘cause I don’t know if you were Loving somebody, I only now it isn’t mine…-se le escapó junto con lo que seguía de la letra, su voz era mas allá de lo adorable y melódica. Me derretí en mi asiento y él no se había dado ni cuenta-Oh AaaaalisOoOoooOnn…-cantaba la primera vez y para la segunda vez del coro se le escapó (Se le escapó digo yo)-Oh Annieeee….son-era inevitable no reírse de las bobadas que se mandaba.
-Sos muy payaso, ahí va otra más-dije después de un buen rato de risas.
-Me gusta tu risa-sonrió y yo pensé en cambiar de tema.
-Joyceline, ¿Eh? Como la conociste, digo, porque alguien como ella no puede conocer fácilmente a… ‘Mr. Costello’-me burlé entre risas.
-La historia es bastante tonta, pero estamos a punto de dejarla atrás.
-Oh-dije como si me entristeciera-¿Por qué? Se ven muy bien juntos-le dije con ironía.
-Por eso exactamente, no quiero más un ‘Se ven bien juntos…’
-dije ‘Muy bien’-le corregí.
-Como sea-rió-no es lo que importa, porque al final, nunca tuvimos algo demasiado serio.
-Eso esta… bien, creo, ¿pero que pasó?
-Estaba viendo a alguien más-me dijo triste-eso me destruyo muchísimo, pero me pidió perdón, y no sé…-se encogió de hombros.
-Ouch-dije y puse una mano sobre la mesa arriba de la suya y la recibió cuidadosamente-Es una tonta si no sabe apreciar lo que tiene a lado-miraba mis delgados dedos con cuidado.
-supongo, que lo es-suspiró-ahora vos, algo tuyo-me dijo con una media sonrisa y un poco de dolor en la mirada-¿Por qué es esta cicatriz?-preguntó por una cicatriz en la palma de mi mano.
-Es del accidente en auto…-se me hizo un nudo en el estomago-…nunca hablo de esto-le confesé
-Oh perdón, no hables si no queres.
-No, si quiero, es diferente con vos-le dije con la misma intención de sonrisa que él llevaba hace unos segundos-Estábamos yendo de viaje y nuestro auto se volcó. Solo yo quedé viva-pero esto no me iba a durar mucho tiempo, y no quería que se enterase de ello.
-Eso es triste.
-No, lo triste es que nunca más pude subirme a un auto-reí mordiendo mi labio y con sus manos aun jugando con las mías-Pero, realmente agradezco todo lo que los Greenrose me dieron.
-Espera-me detuvo-¿No eran tus padres de verdad?
-Eran mis padres adoptivos, pero ese no es el punto…-le dije pero él seguía sorprendido.
-¿Y tus padres biológicos?
-No sé-guardé mis manos en los bolsillos de mi chaqueta.
-Perdón no me tenes que seguir contando-se disculpó-soy un poco acelerado a veces-me dijo y puso sus manos para que yo le devolviera las mías.
-A veces, ¿Cuándo?-le dije con una sonrisa de vuelta en mi rostro y subiendo mis manos para tener las suyas de nuevo.
-A veces cuando me gusta una chica-dijo sonriendo mucho y yo enrojecí por completo.
-No-le contra dije-No puede ser.
-¿No?
-No-era inevitable no poder esconder mi sonrisita.
-¿Por qué no?
-Por que no te puede gustar alguien de un día para otro-le dije cruzando mis brazos sobre mi pecho.
-¿No te pasó nunca?-me dijo-Nunca antes me había pasado a mí-me dijo en secreto-¿Pero no crees en amor a primera vista, y esas cosas?
-Estoy bastante segura de que pasa todo el tiempo, pero esa probablemente no es nuestra situación.
-¿No?-me preguntó confundido.
-Nope, vos solo me trajiste aquí y todo, porque estas lastimado, y tratas de arreglarlo conmigo, no te gusto de verdad-le dije psicoanalizándole-¿Entendes?
-Mmmh, pero yo que sepa, no te obligué a que vinieses conmigo… ¿En que te convierte a vos?-me dijo jugando con mis palabras.
-En alguien que… ¿Vio problemas en un alguien muy lindo?-dije con las cejas enarcadas-¿no?
-¿Entonces tengo problemas?-rió-Bueno, si yo los tengo, quedemos en la conclusión de que vos también los tienes.
-Nope. Yo soy psicóloga/monja-reí-No puedo tener problemas-se carcajeó.
-¿Es la hora la que nos hace hablar tantas estupideces?-preguntó entre risas
-Probablemente-Nos habíamos pasado casi toda la noche hablando.
-¿Queres volver?-me preguntó.
-No-le dije-Pero tengo que-me lamenté.
-Vamos-me sonrió y caminamos fuera del restaurant, codo a codo. Bastante cerca, aún riendo de algunas cosas que uno se acuerda sobre cosas que pasaron y son increiblemente estupidas.

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