jueves, 17 de diciembre de 2009

#1: A christmas tale:

Después de nuestra fantástica cena de día de acción de gracias, nos sentábamos con los niños a contarles antiguas historias navideñas, pero este año, las monjas vieron conveniente pasar esa noche escuchando a un grupo de chicos que venían a hacer su obra de caridad navideña en nuestro hogar, realmente necesitábamos la plata, por que vivíamos en un lugar muy caro en Nueva York, y siempre teníamos que decir sí a todo lo que nos ofrecían. Odiaba a esas personas que se creían mejores que nosotras viniendo y haciendo cosas por nosotros, aun que las necesitábamos, yo los detestaba. Así que esa noche, no me quedé a escuchar cantar las mismas canciones que yo canto todos los años. Subí a mi cuarto agarré mi guitarra y junto con las voces de abajo, toqué y canté cada nota. Claro que yo sola me reía cada que le fallaba y cosas así. No había notado que estaba todo tan lleno hasta que terminaron la primera canción y todos aplaudieron, haciendo vibrar todo el piso de mi habitación.
De todos modos todo terminó rápido y no me dio la gana de bajar en ningún momento, estaba muy concentrada tocando una de las canciones, mientras cantaba que no se me siquiera ocurrió bajar.
-Que lindo-me sacó de mis pensamientos unas palabras dulces y aterciopelada, me di vuelta dejando mi guitarra en un lado.
-No, pero gracias-le dije moviéndome hacía un estante cerca de mi cama.
-En serio, tocas bien-me di vuelta para encontrarme con lo mas lindo que mis ojos tal vez jamás habían visto, una pequeña sonrisa a la que no le hacían falta mostrar dientes para ser perfecta, junto con un par de ojos marrones y brillantes. Suspiré y ambos reaccionamos del mismo modo, apartando la mirada y escondiendo una pequeña sonrisa. No sabía que era exactamente lo que había pasado, pero le encontré la necesidad de sonreír involuntariamente.
-¡Nicky!-una voz chillona perteneciente a una rubia desabrida, entró al cuarto-¡Te estaba buscando!-rió agudamente y él se levantó de mi cama dejando la guitarra sobre ella-Oh, ¿pero quién es tu amiga, Nick?-Él me volvió a mirar pero se quedo callado pensando.
-No… no lo sé, lo siento…-esperó que dijera mi nombre.
-Annie…-lo hice y la rubia sonrió en espera de que Nick nos presentara.
-Annie, soy Nicholas y ella es… Joyceline-se calló y la rubia le miró con su para de ojos marrones a la espera de algo.
-Soy la novia de Nicky-sonrió complacida de lo que decía.
-Genial-dije tratando de no mostrar interés, y de evitar la mirada que se había quedado en mí de parte de Nicholas. Nicholas, era necesario repetirlo para que así dejara de sonar tan perfecto, pero cada vez se hacía más y más melódico su nombre, y su mirada también
-Annie, ¿Cómo haces para estar tan increíblemente delgada?-preguntó Joyceline sorprendida-Moriría por ser como vos-No iba a decirle la verdad, no iba a decirle que estaba enferma.
-No sé, solo… soy así-sonreí.
-Bueno, Nicky, creo que nos vamos… Adiós, Annie-sonrío hipócrita y me dio la espalda.
-Nos vemos-fue lo último que alcanzó a decir Nicholas siendo arrastrado por ella y yo sonreía sin poderlo evitar.
Los días empezaron a pasar, cada vez mas lentos y yo no podía dejar de pensar en sus ojos, fantásticos, brillantes, marrones ojos suyos, o en sus perfectos rulitos que adornaban perfectamente desordenados en su cabeza, ó esa pequeña sonrisa a la que sin mostrar los dientes hacía que mi mundo hubiese temblado por unos minutos. Pero los días pasaban, y pronto sus ojos, eran solo ojos, su cabello era solo cabello, y pronto había olvidado lo hermosa que era su sonrisa. No me importó, no había porque ya para ese entonces, era solo un chico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario