lunes, 1 de febrero de 2010

#16: The time when everything was change

Pero cuando llegó nos limitamos a mirarnos, sus ojos eran mucho más dulces que de lo normal, no me hacían dudar ni un momento lo que sentíamos uno por el otro, a pesar de que aún no lo había escuchado decirlo todavía. Recordé que me estaban esperando en casa así que hice una mueca la que hizo reír a Nicholas entre dientes.
-Me tengo que ir-dije y él hizo la misma mueca que yo haciéndome reír.
-¿Te puedo acompañar?-me preguntó ingenuo.
-Eso sería estupendo-le sonreí y cómo no le había comentado que ya podía subirme a un auto sin enloquecer por completo, caminamos hasta mi casa, no era muy lejos… si sabías por dónde ir. Caminábamos muy juntos hasta que hizo una maniobra muy poco predecible que atrapo mis dedos muy naturalmente. Mi sonrisa era grande e imposible de quitar.
-Sabes…-dije-Kevin me enseñó a conducir-le dije y me miró con los ojos como platos-…Ahora no me tengo que preocupar de no poder subirme a un auto otra vez. Ahora puedo manejar uno-le dije sonriendo y él me miraba sorprendido.
-¿Qué más? ¿Sabes pilotear un avión?-me dijo sonando gracioso, yo solo me reí y le bese al vuelo la mejilla, lo que fue un poco difícil porque él era unos centímetros más alto que yo-¡Mirá!-me detuvo en una pared que si no mirabas detenidamente no te dabas cuenta de que era lo que quería que mirase-Esta es probablemente mi pared favorita en todo Nueva York-me dijo contemplándola-Aquí se esconden los más grandes poetas…-dijo mientras yo leía unas cuantas frases bastante buenas.
-“La caca de las niñas es rosada”-leí y le miré susceptiva-Bueno, tengo que decir que eso no es la mayoría de veces verdad-bromeé-pero es bastante profundo-le dije y rió.
-No todo es tan bueno, este por ejemplo-apuntó una escritura delicada al lado derecho de la pared-“En orden de ser Irremplazable, uno siempre debe ser diferente”…Coco Chanel-sonrió-Siempre me gustó esa mujer.
-Es muy lindo-le sonreí.
-Tenemos que escribir el tuyo-me dijo sacando un marcador grueso de su bolsillo trasero y yo le miré sorprendida-tranquila, se puede escribir en esta pared-Destapó el marcador y empezó a escribir mi canción “They say that things just cannot grow beneath the winter snow, or so I have been told. They say were buried far, just like a distant star I simply cannot hold.” Después tapo de vuelta el marcador, y me miró con ojos dulces de Nuevo, solo que ahora era más difícil verle por aquella oscuridad que se había formado por la noche arriba de nosotros. Se acercó lentamente hacia mí y me sostuvo de la cintura con muchísima delicadeza y se acerco lo suficiente para besar mis labios, amaba demasiado esa sensación de sus labios sobre los míos moldeándose en un perfecto beso. Le rodee con mis brazos su cuello y después baje los brazos para poner mis manos sobre su pecho, después de besarle los labios, decidí besarle la mejilla, su mandíbula y termine en el cuello. Él solo me abrazaba con la fuerza suficiente para que no me cayera tratando de ponerme de puntillas. Después de haberle besado, me detuve para pensar si ese sería el momento perfecto para decirle lo que tenía guardado. No había notado que mis cejas estaban enarcadas.
-¿Pasa algo?-me preguntó sosteniendo mi rostro con ambas manos.
-Estoy enferma-le dije dejando salir todo lo que no podía decirle antes.
-¿Enferma? ¿Querés que vayamos a tu casa? ¿Tomamos un taxi y…?-obviamente había ignorado que no había ni un taxi en la ciudad.
-No, escúchame…-le dije calmándolo de su desesperación-Tengo Cirrosis-sus ojos se abrieron pero ni una palabra salió de sus labios, quedamos en un pequeño silencio en el que me di el tiempo para explicarle mientras le jalé un poco para empezar a caminar de nuevo-Mirá, me lo descubrieron unos pocos días después de salir del hospital, después del accidente que te conté. Tenía seis años, pero…-suspiré y él se detuvo.
-No, no es posible, eres joven, no-me acusó y yo le negué con la cabeza.
-¿Joven?-reí-Estoy muriendo-le dije cortante y él no se movió de lugar, se quedó mirándome con las cejas casi chocando de lo fruncidas a causa de la confusión-Oh, Nick, por favor decía algo…-le suplique a causa de su silencio.
-¿Por qué no dijiste nada antes?-me dijo en un hilo de voz.
-Porque tengo dieciséis, y soy estúpida-dije degradándome totalmente.
-No sos estúpida-me dijo acercándose y le noté muy nervioso. En ese momento, me puse a pensar en que cosas se le pudieron pasar por la cabeza.
-No es contagioso-le dije pensando que eso era lo que le preocupaba mientras miraba al asfaltado congelado.
-¿Kevin sabe?-me preguntó.
-No, él solo piensa que estoy loca-dije burlona dadas las tantas veces que Kevin me lo repetía.
-¿Y Joe?-preguntó mirando al mismo lugar que yo ya había dejado de mirar.
-Ajá-le dije en un hilo de voz, tratando de descifrar si eso sería bastante malo como para enfadarle.
-¿Por qué nunca dijiste nada?-me preguntó.
-Porque…-cerré los ojos tratando de contener las lagrimas-Es muy difícil-me limpie una lagrima que se cayó por mi mejilla.
-Yo te conté de lo mío. Y tengo diecisiete. Y soy estúpido-me dijo repitiendo mis palabras.
-Eso no ayuda, Nick-le dije tratando de no sonreír-Y no sos estúpido-me reí despacito limpiando unas lágrimas que me quedaban en el rostro.
-No llores-me consoló acercándose y agarrando mis manos.
-I’m sorry-le dije aún con lágrimas en los ojos y él beso mi cabeza con delicadeza.
-No hay razón para disculparse-me dijo empezando a caminar de nuevo.

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